Llega Nochevieja y volvemos a meternos en las cocinas para festejar esa noche especial del año en la que la juerga y la jarana no pueden faltar. Es un «volver a empezar», como si a partir de esa noche toda nuestra vida pusiera el contador a cero y nos diera la oportunidad de no volver a cometer los errores pasados.
En realidad todo sigue, pero no está de más una reflexión de nuestro interior. ¿Por qué no revisar nuestra lista de debe y haber? ¿Por qué no tener buenos propósitos para el año que comienza?. Si está en nuestra mano, ¿por qué no mejorar?.
Hace varios años que en casa celebramos Nochevieja con familia y amigos. «Muchos» son bienvenidos porque cuantos más seamos, más reiremos. La cena es informal. Lo importante es celebrarlo juntos: reírnos, juguetear con las uvas mientras llegan las 12 de la noche, contar un chiste mientras suenan las campanadas y hacer que alguien «se descuente».
Eso es lo importante.
Si para la cena de Nochebuena somos más tradicionales, para esta noche me gusta buscar aperitivos o bocados nuevos. La cena es semi-fría, paso de poner un segundo caliente porque suele quedarse en el plato y no me gusta tener que tirar comida. Las Nocheviejas de picoteo, en casa, siempre triunfan. Hace años que hago este sencillo pastel de salmón que tiene bastantes adeptos. El año pasado no lo hice pensando que estarían cansados de él… y este año ya me han hecho saber que no puede faltar.
Es muy sencillo. Tanto, que pueden hacerlo los niños. Es mejor si lo preparas la tarde del día anterior y lo guardas tapado en la nevera (sale más bueno). Puedes hacerlo de cualquier tamaño, incluso puedes hacer medida «canapé». Prueba, prueba… repetirás.
Necesitarás:
Pan de molde sin corteza. Lechuga. Atún. Huevo duro. Salmón ahumado (trucha o similar). Mayonesa.
Para decorar: IMAGINACIÓN. Puede ayudarte también algo de caviar (huevas de mújol o similar), pimiento rojo asado, varitas de cangrejo (de las que ves en la foto), anchoas…
Se trata de hacer pisos de pan de molde, embadurnados de mayonesa, con: lechuga picada (1ºpiso), atún desmigado (2ºpiso), huevo duro picado o rallado (3ºpiso). Tapa el huevo con otro piso de pan de molde, reboza todo el pastel de mayonesa y decora poniendo las lonchas de salmón justo por encima.
Este pastel que ves en la foto es el tamaño estándar que suelo hacer. Utilizo 3 panes de molde x 4 alturas (12 rebanadas). Del tarro grande de mayonesa suele quedarme bien poco. Para el atún, 2 latas serán suficientes.
No necesitas cocinar nada, ni utilizar ningún utensilio específico más allá de un cuchillo. Por eso es ideal para que los niños ayuden, se entretengan y aporten algo a la cena especial de Nochevieja. Móntalo directamente en la fuente en la que quieras presentarlo porque una vez montado, no podrás «traspasarlo» a ningún sitio. Cuando lo tengas, pincha algún palillo en la superficie y tápalo con papel de plata para evitar que se reseque. Mételo en el frigorífico y olvídate hasta el día siguiente que lo saques para presentarlo a la mesa.
Triunfarás. Ya me contarás.